viernes, mayo 4

UNIDAD Y PARTICIPACION SINDICAL !AHORA!

Oscar Yescas Domínguez oyescas@psicom.uson.mx


La existencia de la sociedad contemporánea se basa en el funcionamiento de un sinnúmero de organizaciones formales que ofertan productos y servicios para que la comunidad satisfaga sus necesidades básicas y psicológicas. Por ello  se ha dado en llamar a la sociedad contemporánea como la sociedad organizacional o la era de las organizaciones.

Al igual que los individuos toda organización formal contemporánea crea su propia personalidad psicosocial y construye sus propios comportamientos dentro del marco de la estructura que los rodea en base a su propia normatividad. Las organizaciones podríamos definirlas como el conjunto de personas que en el marco de una estructura interactúan utilizando tecnología para alcanzar objetivos comunes. Así bajo una perspectiva de la Psicología Organizacional podríamos hablar de organizaciones productivas, comerciales, educativas, políticas, financieras y sindicales.

Al igual que adquiere una personalidad jurídica, cada organización construye también su personalidad social, a través de la creación de su propia cultura y clima organizacional con contenidos únicos y muy personales. Podemos identificar el Clima Organizacional como el conjunto de percepciones compartidas que los empleados desarrollan en relación con las características de su entidad, tales como las políticas, prácticas y procedimientos, formales e informales, que la distinguen de otras entidades e influyen en su comportamiento. La percepción individual, sumada a la percepción de los demás, genera la percepción colectiva. El reto que se presenta es como llegar a conocer esta percepción colectiva. El contenido de toda cultura organizacional incluye por lo regular aspectos tales como las tradiciones, costumbres, hábitos, valores, etc., lo cual nos da una muestra del grado de dificultad para conocerlo.

Al interior de la universidad de Sonora, el clima organizacional es extraordinariamente rico en contenido y difícilmente podríamos identificarlo utilizando solamente el método de la encuesta, tal como la actual administración lo ha intentado hacer.  Al interior  del STAUS, la democracia que gozamos que nos proporciona la libertad para expresar y conocer diferentes puntos de vista, es un reflejo de una cultura universitaria que se diferencia de otras culturas en el sentido de que coexiste la pluralidad de ideas, pensamientos e ideologías. En un ambiente de democracia las fracciones minoritarias se pliegan a los acuerdos de la mayoría, anteponiendo los intereses colectivos a los minoritarios o de grupos.

Cuando se toma una decisión importante que conto con la mayoría o totalidad de los integrantes de la organización, se acatan los las consecuencias de la misma, hasta que la misma instancia decida tomar otra decisión. El STAUS tomo la decisión de irse a la huelga contando con la aprobación de una mayoría evidente. En una organización democrática, no es posible retroceder o estancarse en un punto ya discutido a petición de un pequeño grupo, sobre todo como en nuestro caso en condiciones de huelga, cuando las condiciones son apremiantes y requieren de nuestra presencia y esfuerzo en otras tareas de mayor importancia. Recordemos, los trapos sucios se lavan en casa y no es el momento de laundry ya que por si alguno lo olvida, estamos en huelga.

Pero recordemos que nuestra democracia, al igual que debería suceder en otras organizaciones, está teniendo lugar en un marco institucional de cordialidad, tolerancia y respeto, que nos hace únicos y muy diferente a la cultura de otras organizaciones, tan solo mencionemos una organización que conocemos como Gobierno del Estado, donde predomina, cual vil virreinato, el culto a la imagen del poder en turno, el despilfarro de recursos para un solo lado (el de ellos), si ayer fueron rojos, hoy en día son azules, que por cierto odian con especial animadversión todo lo que huela a rojo. Los que se encuentran en la cúpula del poder político actúan como amos del territorio sonorense y reparten su poder entre altos funcionarios y  pequeños o medianos caciques que contribuyen a mantener el status quo controlando a “los de abajo”.

En nuestro sindicato, se da por aceptada de antemano la premisa de que el respeto a sus expectativas es un derecho que tiene todo individuo, pero recordemos que cuando se ingresa al STAUS se firma una solicitud donde se acepta seguir su normatividad y reglamento interno. Existe una estructura formal que rige nuestra interacción mediante estatutos y reglamento interno.

Si el STAUS se encuentra en huelga enfrentando toda una campaña de calumnias y difamaciones que intenta manchar y desvirtuar nuestra imagen como trabajadores académicos ante la sociedad, debemos cerrar filas, aumentar la unidad y cohesión, así nuestra participación en las actividades que defina el Comité General de Huelga, que es actualmente la máxima instancia de dirección sindical.  Ya no es tiempo ni el momento de contar los votos a favor o en contra de la huelga. Quien así se manifieste se está prestando al juego de la división del STAUS, que beneficia únicamente a quienes nos están atacando.  No es el momento de mirar hacia atrás, sino concentrarnos en las necesidades del momento presente.

En condiciones de crisis, se pone a prueba la cohesión de los miembros de una organización ya que  la presión externa genera condiciones estresantes. El momento actual es el de las definiciones ya que nos enfrentamos a una disyuntiva: optamos por la defensa de nuestro sindicato o con nuestra pasividad, silencio o complicidad dejamos que golpeen al STAUS, o sea, a nosotros mismos. Recordemos que las organizaciones no son los edificios o vehículos, las organizaciones son las personas que le dan vida.

Hoy más que nunca la frase TODOS SOMOS STAUS adquiere vital importancia. Recordemos que parte de nuestras fallas es que no todos los sindicalizados lo somos por convicción, existe un buen número de profesores que se afiliaron al STAUS con la única intención de darle pellizcos y beneficiarse de los logros sindicales.

En las condiciones que nos encontramos al entrar a la tercera semana de huelga tenemos que decir en forma CLARA Y FUERTE, que hay gente cercana a Rectoría en las filas del STAUS, sea por amistad personal o por interés, pero que en estos momentos están presionando para que se levante la huelga, bajo argumentos diversos. Algunos de ellos han tenido participación sindical anterior, otros es reciente y repentina su vocación sindical, después de presentar un desinterés y un largo vacio en su participación. A este grupo parece no importarles observar que en este movimiento se pone en juego no solo la obtención de un aumento salarial y en prestaciones, sino que está de por medio la existencia de nuestro sindicato, que está en juego también la existencia del sindicalismo en Sonora y en México. Porque lo que se pretende en Sonora es acabar con los sindicatos combativos, independientes y democráticos, que son los que estorban al poder en turno para seguir enriqueciéndose.

Quien podría negar a estas alturas que el STAUS es un sindicato combativo, independiente y democrático? La historia de nuestra organización se ha caracterizado por tener esas características. Ese es nuestro pecado y en el pecado llevamos la penitencia, el ser blanco de ataques, calumnias y mentiras que provienen del Gobierno del Estado que utiliza los medios masivos de difusión (prensa y tv), en claros intentos de crear una imagen negativa de nuestro sindicato ante la sociedad sonorense. Los auténticos universitarios vemos con tristeza, decepción  y coraje que la persona que ocupa el cargo de Rector, acompañado de la Secretaria General Administrativa de NUESTRA universidad se suman a la campaña de ataques y desprestigio en contra del STAUS, olvidando convenientemente que ellos mismos forman parte del padrón de afiliados al mismo.

En este contexto, levantar la huelga en la forma que pide un reducido grupo disperso en la universidad, sin obtener más que lo ofertado y la incertidumbre de cómo será la revisión del próximo año, sería una muestra de una enorme debilidad que será la luz verde para que al siguiente año den la estocada final al STAUS.

Podemos abrir la discusión sobre tal o cual medida, pero acudir a una asamblea donde la consigna única sea levantar la huelga sin argumentos, sin discusión alguna, será aceptar una provocación proveniente del exterior, un intento de intervención sindical y el primer paso en nuestro proceso de auto aniquilación.

Lo que debemos hacer es abrir la discusión, utilizando los espacios formales de nuestra organización, es decir, realizar asambleas delegacionales que cuenten con la asistencia de miembros del Comité Ejecutivo y del Comité General de Huelga y llevar los acuerdos o propuestas a las reuniones del Comité de huelga que es la máxima dirección del movimiento de huelga en este momento. El momento actual obliga a disciplinarse a los acuerdos de nuestras máximas instancias de dirección sindical. Evitemos los intentos de división, respetemos nuestra normatividad, mantengamos viva  la democracia en nuestro sindicato, enseñemos a la sociedad sonorense y mexicana como actúa un sindicato de intelectuales, de científicos, de investigadores, de maestros pues.

Si queremos una sociedad mejor, un mundo mejor tenemos que empezar por ser mejores individuos, mejores hombres y mejores mujeres. En el STAUS ya hemos apostado nuestro trabajo y podríamos apostar la vida sin dudarlo, por una sociedad más justa, más equitativa y democrática, donde la ciencia y la cultura sirvan a los intereses colectivos. Quizá algunos digan que somos pocos para cambiar la sociedad, lo cierto es que NO ESTAMOS SOLOS y CADA DIA SOMOS MAS.

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