viernes, mayo 8

Todos de vuelta a clases, bueno, menos la UNISON

Martín Holguín


Ella y una minoría de “su” sindicato está empecinado en echar a perder la vida de miles de estudiantes universitarios que necesitan ser productivos y estar bien preparados.

No es posible que un puñado de irresponsables que ahora quieren más dinero, aprovechando el momento político, tengan en sus manos el destino de la casa de estudios y todos los muchachos que vuelven a ver detenido su presente.

Claro que para doña Dorotea Rascón el asunto no reviste un mayor conflicto porque los trabajadores normales no reciben su salario, pero ella sí porque mientras paraliza a la Unison sigue cobrando como regidora del Ayuntamiento de Hermosillo.

Es realmente vergonzoso que nadie escuche a los muchachos que exigen regresar a clases. Esos jóvenes que tienen ilusiones en el futuro, pero los confl ictos inventados por el inoperante sindicato les detiene el presente.

Dorotea pide más dinero y dice que en los años anteriores hubo dinero excedente del presupuesto.

Quizá tenga razón, pero esos recursos no pueden ser destinados a mantener los vicios del sindicato.

Si hay dinero que sobra del presupuesto, las autoridades pensarán en invertirlo en infraestructura porque para eso es que trabajan, porque el bienestar de los estudiantes es lo más importante.

La Rectoría se mantiene impasible por la sencilla razón de que no va a hipotecar el futuro de la Unison para apagar un fuego con tintes netamente políticos y convenencieros.

El recorte.

Sería bueno que los candidatos a gobernador le entraran a este tema y fijen desde ahora la manera de pensar en torno a este espinoso asunto, porque a quien gane se le va a aparecer en las manos.

No es malo que el sindicato pida prestaciones o recursos, lo reprobable es la forma en que lo hace y que, además, no ofrecen nada a cambio porque en ningún momento ponen sobre la mesa la posibilidad de aumentar la carga productiva.

Claro que eso no lo harán jamás.

No les conviene porque saben perfectamente que en el momento en que hagan una revisión a fondo de la productividad lo primero que va a “botar” es el excedente enorme de personal que tiene la Universidad.

Más de mil 600 empleados para atender a poco menos de 30 mil estudiantes es una exageración. Hay posiciones en las que los encargados, como intendencia, no trabajan más de una hora efectiva en el día.

Existen secretarias hasta para atender a otras secretarias, lo cual es presumido como un “logro sindical”.

La regla es que no hagan nada pero estén ahí hasta la hora de salida.

Esa es la realidad que vive ahora la Universida de Sonora. Así es como se las gastan esos muchachitos y muchachitas que hacen el caldo gordo a doña Dorotea y demás seguidores.

Si aceptan un recorte de personal después del cual se queden con el personal estrictamente necesario, entonces sería la oportunidad idónea para empezar a negociar pero eso nunca se va a dar.

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