El rector, tras huelga en la Unison
Armando Vázquez A.
EL RECTOR de la Universidad de Sonora, Heriberto Grijalva Monteverde, en sus diferentes pláticas con los diputados ha comentado que requiere que el Gobierno del Estado le pague los 40 millones de pesos que le debe del año pasado. De hecho, hasta pide una parte, no el total, para poder sufragar los gastos inmediatos tanto de proveedores como de prestaciones laborales y con ello borrar el fantasma de la huelga.
Por esa razón, tanto Bulmaro Pacheco como Roberto Ruibal, ambos ex secretarios de Gobierno y con un buen colmillo en el manejo de estas lides universitarias, dijeron públicamente que el Congreso del Estado había autorizado una partida inmediata de diez millones de pesos para entregarle los recursos y no sabían porqué no se los habían entregado.
En sus idas y vueltas por los pasillo de Palacio de Gobierno, el rector ha tocado puertas, platicado con los hacedores del poder y la respuesta han sido largas y más largas a su asunto.
De origen izquierdoso, al igual que los dirigentes de los sindicatos, Dorotea Rascón del Steus y Sergio Barraza del Staus, compaginó sus creencias e ideologías para pedir el apoyo de ambas fuerzas de poder universitario.
Les habló con la verdad: no hay dinero y no le han entregado la cantidad esperada, ni el pequeño monto que requiere la Unison para subsistir.
Entonces, todo indica que se pusieron de acuerdo e instituyeron juntos, los tres, estrategias muy interesantes de presión al Gobierno para que suelte el recurso.
Por eso, siento, que cuando Dorotea Rascón no dejó entrar los quince mil carros que se aglutinan al interior de la Unison, fue una demostración de fuerza interesante, sobre todo para llamar la atención.
No fue el actuar de aquella Dorotea luchona, con empuje, que tomaba calles y cerraba la universidad. Mucho menos altanera y desafiante, no, fue otro rostro el que mostró, el de la complicidad, porque ese paro es algo nuevo en su lucha, es una idea con estrategia, insisto, porque no afecto la litis, el quid, la esencia de la universidad como es el hecho de impartir clases.
Algo similar hizo Barraza, el dirigente de los maestros, quien rompió de una manera comodina, pláticas, por supuesto, con el mismo objetivo de llamar la atención de ya sabe quien.
Lo curioso es que ambas estrategias iniciaron el mismo día, de hecho se publicaron y anunciaron el martes pasado en una clara muestra de que estaban de acuerdo. No es mera casualidad.
Si el Gobierno del Estado se somete a las presiones sin diálogo por enfrente, al ratito, astutos como son los líderes sindicales, van a rebasar al rector quien no va a poder detener el cerco, ahorita si, porque, insisto, están de acuerdo los tres.
Y a como vemos la situación, si el Gobierno afloja, en este juego del manejo de equilibrio de los poderes, no solamente va a tener que entregarle los diez millones de pesos iniciales de manera inmediata, sino con fecha de por medio, el resto del adeudo que son 30 más y de una vez, ya entrados en gastos, tratarán los ochenta millones que se deberán entregar en este 2010.
¿Qué habrá o no huelga?
Siento que sí, pues no veo operadores dialogando en este instante con el rector. A lo mejor en el transcurso de la semana, pero aun así, la van a estallar porque si el sartenazo lo logran con un mero intento de paralización, ¿se imagina lo que lograrán cuando estalle la huelga?
Por supuesto, el rector perderá el mango del sartén, pero cumplirá sus compromisos inmediatos que lo tienen ahorcado y entonces si estará al parejo, en igualdad de circunstancias, con fuerza para negociar y no, no creo que le de el cuatro por ciento que pide Dorotea pues la UNAM entregó el 2.5 % de incremento salarial a muy duras penas y es la que generalmente rige los incrementos del resto de las universidades del país. A lo mejor queda en tres (aunque lo dudo) más un incremento pequeño en las prestaciones. No esta el horno para bollos.
En todo este tipo de negociaciones, los que menos pintan, por supuesto y como siempre, somos usted y yo. Usted como padre de familia y yo como pagador de mi diez por ciento del impuesto aplicado a la Unison.
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