Rectores ricos, Universidades tronadas
Ya han pasado los días desde que se diera a conocer que el gobierno del Estado construirá un balneario popular en terrenos playeros propiedad de la Universidad de Sonora en Puerto Peñasco y hasta ahora no se escucha ninguna reacción de parte de representantes de la comunidad universitaria ante lo que luce un robo en despoblado en contra de nuestra Alma Máter.
No es acorde con la magnitud del trueque la explicación genérica y vaga que aparece en un boletín de prensa de la misma Unison en donde a la letra dice: “Es importante destacar que con este acuerdo la Universidad de Sonora conserva la posesión del inmueble y recibe a cambio beneficios económicos para el desarrollo de infraestructura, así como un intercambio con el sector salud, que vendrán a reforzar los programas de docencia e investigación institucionales”.
Como ven eso es puro chorizo para justificar el despojo, porque en todo caso, los geniecillos de la comunicación del rector Heriberto Grijalva, deberían de ponerle nombres y apellidos a esos “beneficios económicos para el desarrollo de infraestructura”, sospechándose que así como hicieron majes a los productores de Huásabas y Granados, los mercachifles del Nuevo Sonora le vieron la cara de sonso a nuestro rector.Como sea, vaya nuestro reconocimiento para el director ejecutivo de Impulsor, Mario Cuen Aranda, quien a fin de cuentas convenció a Grijalva Monteverde de ceder ese millonario bien universitario, a pesar de que ya van dos años consecutivos en que la Unison es maltratada feamente en la formulación del presupuesto anual, a no ser que también acá se haga bueno ese dicho que dice “rectores ricos, universidades tronadas”. Pues Cuen Aranda no por nada fue nombrado Tesorero del Gobierno este Lunes a pesar de las restricciones de la reconducción presupuestal.
No es acorde con la magnitud del trueque la explicación genérica y vaga que aparece en un boletín de prensa de la misma Unison en donde a la letra dice: “Es importante destacar que con este acuerdo la Universidad de Sonora conserva la posesión del inmueble y recibe a cambio beneficios económicos para el desarrollo de infraestructura, así como un intercambio con el sector salud, que vendrán a reforzar los programas de docencia e investigación institucionales”.
Como ven eso es puro chorizo para justificar el despojo, porque en todo caso, los geniecillos de la comunicación del rector Heriberto Grijalva, deberían de ponerle nombres y apellidos a esos “beneficios económicos para el desarrollo de infraestructura”, sospechándose que así como hicieron majes a los productores de Huásabas y Granados, los mercachifles del Nuevo Sonora le vieron la cara de sonso a nuestro rector.Como sea, vaya nuestro reconocimiento para el director ejecutivo de Impulsor, Mario Cuen Aranda, quien a fin de cuentas convenció a Grijalva Monteverde de ceder ese millonario bien universitario, a pesar de que ya van dos años consecutivos en que la Unison es maltratada feamente en la formulación del presupuesto anual, a no ser que también acá se haga bueno ese dicho que dice “rectores ricos, universidades tronadas”. Pues Cuen Aranda no por nada fue nombrado Tesorero del Gobierno este Lunes a pesar de las restricciones de la reconducción presupuestal.
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