Sueños que matan a la academia
José L. Villanueva
Una de las características de la actual administración, y que muy en especial se puede identificar con el Secretario General Académico Enrique Velázquez Contreras, es la simulación. Me refiero a la simulación académica, la que gusta maquillar datos para ocultar la verdad mediocre, la que lleva a ostentar títulos y honores no ganados. La simulación que ejercida por personas mediocres las lleva a creer sus propias mentiras y termina haciéndolos creer que son lo que nunca han sido ni serán. Velázquez Contreras tiene un sueño desde hace muchos años, un sueño que por lo pronto le arrebató su “amigo” Heriberto Grijalva Monteverde, al ganarle los favores (para ser su sucesor) de Pedro Ortega Romero y la Junta Universitaria. Ha trascendido detrás de bambalinas que Grijalva, por razones de salud, ya no buscaría la reelección y le dejaría la silla a Velázquez, en el remoto caso de que la Junta Universitaria decidiera castigar más a la Universidad de Sonora permitiendo que este grupo siguiera controlando y haciendo daño a nuestra Alma Máter. Ahora que la torpe dirección de los asuntos universitarios ha llevado a que Grijalva y mafia rompan alianzas del pasado, hay al interior un reacomodo de fuerzas que ha debilitado al también llamado “Club de Tobi”, y Enrique Velázquez participa en este juego formando nuevos lazos para preparar lo que considera su inminente ascenso a rectoría. Entre estos nuevos lazos, se incluyen personajes que como él, han pasado su carrera “académica” soñando en ser funcionarios universitarios, como es el caso del físico Martín Pedroza Montero, quien parece buscar cercanía con Velázquez para que lo deje acompañarlo a su llegada. Pedroza Montero, de quien se dice gusta de esperar cual novia fiel por las mañanas a Velázquez Contreras cuando el segundo hace sus visitas matutinas por el Departamento de Polímeros, tiene con éste similitudes por las cuales podrían haberse identificado muy bien en intereses y forma de pensar. De ambos se dice que se doctoraron sin el mérito que antes se pensaba llevaba de por medio obtener un título doctoral, ya que sus tesis doctorales fueron una compilación, por no decir un “copy paste” de las tesis anteriormente presentadas por otros estudiantes para obtener sus grados. Ambos han mostrado que lo que menos les importa es tomar en cuenta la opinión de los universitarios, si de ocupar cargos administrativos se trata. Enrique Velázquez fue Director de la División de Ingeniería, a la vez que estudiante de posgrado en la misma, aún contra la voluntad de los académicos de esa División, y sin ser originalmente académico adscrito a esa División. En esto se parece Enrique Velázquez a la actual Directora de la División de Ciencias Sociales. Martín Pedroza, que fue Secretario Administrativo en la época de Marco Antonio Valencia, a la vez que era estudiante de Maestría y le daban la plaza de Investigador, intentó ser Jefe de Departamento, aún a pesar de que abrumadoramente, sus compañeros votaron por Julio Saucedo, actual Jefe del Departamento de Física. Así que ni siquiera respetó la opinión de sus compañeros de trabajo, ¿qué se esperaría de él si ocupara otros puestos? Lo mismo que demuestra Velázquez por los universitarios, menosprecio y desprecio. Ambos se doctoraron en el Departamento de Polímeros, Pedroza después de ser dado de baja en repetidas ocasiones en otro posgrado. Estas son solo algunas de las similitudes entre estos personajes universitarios, que han sabido obtener (que no es lo mismo que ganar) títulos y reconocimientos con el único fin de cumplir sus sueños de ocupar puestos en la Universidad para beneficio personal. En el proceso en que intentó ser Jefe de Departamento Pedroza además involucró a su hermano menor, al que lo hizo ser consejero divisional alumno con el único fin de formar un bloque de estudiantes que votara a su favor en el proceso. Muestra de que siguió sus instrucciones es que su hermano Naín nunca asistió al Consejo Divisional a no ser en esos días en que Martín competía. Y uno se pregunta una y otra vez, ¿qué culpa tiene la Universidad de Sonora y los buenos universitarios que personajes como Enrique Velázquez se empecinen en ser rectores, y aprovecharse (esto desde antes) de los puestos que van sin méritos propios ocupando? Son sueños que matan a la academia auténtica y la sustituyen por estadísticas que solo están llevando a bajar el nivel real de la Universidad de Sonora. Más títulos se otorgan, pero con menos nivel cada vez. Por cierto, y sobre el caso de nepotismo denunciado en Ingeniería Química y que involucra a un hijo de la ex-jefa del Departamento de Polímeros Mónica Castillo Ortega, aliada de Grijalva y Velázquez y del criticado Director de la División de Ingeniería Leobardo Valenzuela – su consuegro además-, se rumora que el hermano de Enrique Velázquez, apodado “el pichi”, le preparan un premio a nivel universidad. Este hermanito del Secretario General Académico, ya causó entre sorpresas y burlas al ganarle otro premio al reconocido investigador Motomichi Inoue hace unos años. Una más de nepotismo.
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