Con los recuerdos del 2012 presentes, acudirá STAUS a votar este 16 de abril
José L. Villanueva
Sin una tendencia clara en favor o en contra de la huelga, pero con la certeza casi generalizada de que las negociaciones STAUS-UNISON no derivaron en beneficios importantes para los trabajadores académicos de la Universidad de Sonora, este martes 16 de abril se llevará a cabo la decisión de aceptar los raquiticos ofrecimientos de las autoridades del alma máter, o envolverse en una nueva huelga. Aunque muchos académicos están convencidos de que los motivos para ir a una huelga sobran, los hace dudar el recuerdo de la huelga del gremio el año pasado, que duró 27 días, y que estuvo caracterizada por una dejadez impresionante de parte del dirigente Jorge Rountree Cons, que parecía todo menos el líder que se requería en esos momentos. Asalta a los académicos la duda, o acaso la certeza, de cuál sería la conducta de Rountree Cons si el STAUS estalla en huelga. ¿Será igual que el año pasado? Por otra parte, la administración de Grijalva Monteverde cuenta al interior del Consejo General de Delegados y de la misma Comisión Negociadora, con aliados que lejos de unir sus acciones a los intereses sindicales, parecen estar más cargados a los intereses de la parte patronal. Una cosa es clara: si el STAUS por mayoría de votos decide iniciar una nueva huelga, deberá tener mucho cuidado de que el Comité de Huelga no permita que el movimiento se malogre igual que el del 2012, en que el STAUS inició a tambor batiente con una huelga caracterizada por un dinamismo pocas veces visto. Incluso el desfile del 1ro de mayo sorprendió a propios y extraños por la nutrida participación de los académicos, pero de pronto, la dirigencia propició un estancamiento, y el sindicato entró en una etapa de pasividad interrumpida solo por una que otra acción en las que Jorge Rountree solo aparecía como por compromiso forzado e incluso, en las últimas acciones, ni siquiera participó. La balanza dice que razones para estallar la huelga sobran, pero la duda en la dirigencia sin duda va a influir en la decisión de muchos académicos. La inacción sindical podrá traer como consecuencia un endurecimiento de las políticas caracterizadas en ir haciendo gradualmente añicos los logros sindicales. Una huelga corta, pero dinámica, demostrará a las autoridades que el STAUS aún respira en su lucha por defender los derechos de los trabajadores académicos. Pero en cualquier caso, una revisión es una batalla entre trabajador y patrón, y no es un final sino un capítulo en la larga lucha permanente. En cualquier caso, el STAUS debe de fortalecerse, para lo cual es necesario que se renueve. Esta renovación requiere un reinvento de la vida sindical, ya que la mayoría de los agremiados al STAUS lo son más por inercia que por convicción, y no participan activamente de la lucha, llevando a un debilitamiento.
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