Reencuentro con el pasado…o ¿con el presente?
Patricia Navarro Alvarado
(3 de abril) El STAUS debe ser un sindicato muy tolerante y solidario porque ha albergado y alberga entre sus filas a académicos de gran diversidad de pensamientos e ideologías frente a la vida, a la sociedad y a la Universidad. Existen desde los que piensan que ellos sí trabajan y no pierden el tiempo en actividades sindicales, también los hay que se avergüenzan de ir a las marchas porque no va con su categoría, hay maestros muy responsables en su labor académica y participan principalmente en momentos decisivos como las votaciones. Obviamente hay maestros que además de realizar cotidianamente su labor académica son activistas sindicales convencidos de la necesidad de la lucha sindical y social.
En la presente revisión de contrato colectivo, sobre todo en la asamblea de votación para el estallamiento de huelga pudimos ver esa gran diversidad volcada en las urnas. Observamos también que algunos afiliados tuvieron su reencuentro con el pasado o tal vez con el presente. Esta ambigüedad pudiera ser el costo de entrar a los juegos del poder y pensar que siempre podrán jugarlos, en algún momento la tómbola de la vida llevará al punto de partida, pero bajo condiciones diferentes, ni somos los mismos, ni el lugar es igual, mucho menos se asemeja a la arena de combate de la que salieron expulsados por el grupo recién empoderado en la burocracia universitaria.
Esto generó gran inconformidad entre compañeros que se vieron afectados por las acciones administrativas de los retornantes del poder. ¿Cuál es la postura que debemos tomar como Sindicato? Si los que conocían cada una de las cláusulas del contrato colectivo las utilizaron para su beneficio personal y de grupo y afectar sin mayor rubor los derechos de los sindicalizados y ahora vuelven a ejercer su derecho al voto. Deberemos pensar que votaron por la huelga porque les parece injusto el trato que ha tenido la administración universitaria hacía la labor académica de los sindicalizados o porque simple y sencillamente ven al sindicato como otro espacio en el que pueden seguir jugando al poder, tomar revancha por su expulsión del paraíso ya que ahora sí tendrán que trabajar para ganarse el pan de cada día.
El que el STAUS sea diverso, tolerante y solidario no significa que pasemos de largo un tema que causa controversia e inconformidad entre sus filas, en algún momento deberemos retomarlo, no sólo por lo que actualmente sucede, sino porque desde hace ya buen tiempo, en especial desde que la antidemocrática Ley 4 ha permitido todo tipo de violencia institucionalizada en la que no pocos integrantes del STAUS han participado, desde la administración central, direcciones administrativas, divisionales y departamentales, incluyendo los órganos colegiados y la junta universitaria. Así pues, no podemos, ni debemos hacernos de la vista gorda, pero lo que sí debemos es tomar cartas en el asunto por salud del espacio de defensa de nuestros derechos laborales, académicos y de la universidad pública, que tanto trabajo nos ha costado construir y sostener.
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