UNISON en huelga
Por Leopoldo Santos Ramírez / Dossier Político
¿Qué empujó a los universitarios a colocar las banderas de huelga en la UNISON? ¿Por qué un comité ejecutivo moderado y negociador como el STAUS de pronto se ve obligado a utilizar el derecho de huelga subiéndole la apuesta a su contrincante? Son varios los factores que explican esta nueva situación que prende otro foco de alerta en la situación del estado. En el fondo está la prevalencia de una política de Estado que pretende disminuir los derechos laborales a niveles mínimos. ¿Cómo se expresa esa política en la situación actual?. En este caso se conjugan la torpeza de las autoridades universitarias y gubernamentales para tratar con los representantes de académicos y profesores universitarios. Éstos han recibido como una afrenta tanto las maneras autoritarias de trato y los ofrecimientos limitadísimos de sus autoridades. Algún funcionario, con criterio de cuenta chiles, declaró que el “presupuesto de la universidad ha crecido en mayor proporción que la del estado”, lo cual es una muestra de que podríamos estar ante la presencia de burócratas que pueden pronunciar frases de efecto, pero a la vez son incapaces de comprender la función y esencia de la universidad. En este punto es importante recordar que la composición del cuerpo académico universitario no es homogéneo ni todos tienen las mismas motivaciones. Hay 1150 docentes de tiempo completo frente a 1300 profesores de asignatura que tienen una gran carga de trabajo frente a grupo. En esta masa de maestros que pueden considerarse como los menos favorecidos se encuentran muchos aspirantes a hacer carrera magisterial dentro de la universidad y llevan años esperando ser considerados para una plaza de tiempo completo. En las recientes negociaciones que dieron comienzo en enero de este año, los ofrecimientos de parte de rectoría fueron nulos para este grupo que sostiene buena parte del peso universitario. En ellos pudiera encontrarse la explicación de por qué 55 por ciento del profesorado votó por la huelga. No hay que descuidar que la UNISON sirve a 33 mil alumnos desde la licenciatura a todos los niveles. Más del 66 por ciento de los estudiantes sonorenses que cursan una carrera o grado lo hacen en la UNISON. Pero no solamente eso; la UNISON capitaliza el grueso de la investigación científica en diferentes áreas vitales del conocimiento que abarcan la ciencias duras, las ciencias sociales y las humanidades. Así que su profesorado, los investigadores, sus técnicos, trabajadores administrativos y los estudiantes son componentes centrales para cumplir sus funciones. De allí que la incomprensión de sus autoridades frente a los problemas de la vida universitaria, milite en contra del cumplimiento de sus objetivos como institución de educación superior.
La situación de desnivel entre profesores con plaza de tiempo completo y los de asignatura es apenas uno de los factores que explican la huelga. En realidad se combinaron varios grados de torpeza tanto del gobierno como de autoridades para ir enconando el ambiente que terminó por derivar en una situación de huelga. Los maestros de ambos grupos reciben como un agravio el lento desarrollo de las negociaciones en el programa de nivelación salarial con las zonas consideradas de vida cara, como son Nogales y Caborca.
Algunos de los datos proporcionados por el STAUS en su página, “Ofrece rector propuesta irresponsable” (www.staus.com), ilustran de una manera clara las diferencias entre autoridades y sindicato de maestros. En ese documento STAUS pregunta por el resto de 100 millones, descontados 40, que la administración recibió de la suma de los subsidios federales y estatales y pregunta por el destino de 196 millones de pesos en la cuenta de remanentes acumulados, lo que lleva a pensar que hay recursos para atender las demandas magisteriales. El documento del STAUS revisa las ofertas de la rectoría en plazas, seguro de gastos médicos mayores y reclama la desigualdad de los salarios de profesores contra los del personal de confianza y los de funcionarios. En este punto de la desigualdad está quizá la clave para entender la impaciencia de los profesores en esta negociación. Al momento de volver al campus en sus actividades normales, los universitarios tendrán el reto de transformar al alma mater en una institución mejor, capaz de liberar las potencialidades de desarrollo intelectual y científico que se encuentran por hoy atadas a un sistema que propicia la desigualdad interna. De aceptar el desafío, harían una aportación importantísima para el desarrollo sonorense. Pero de no hacerlo y obrar en consecuencia, cada año los universitarios-en su revisión contractual- recorrerán los mismos pasos de ahora. Como Sísifo que lleva la pesada roca en sus espaldas a la cima del cerro, para dejarla caer y empezar desde abajo nuevamente.
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