¿Quiénes son los malos de la película en la Universidad de Sonora?
Por: Oscar Yescas Domínguez
Terminó semana santa, los vacacionistas regresan a sus casas, se reinician labores en dependencias de gobierno, empresas y determinadas escuelas y la Universidad de Sonora continúa en estado de huelga sumando 54 días de parálisis de labores, aumentando la inquietud e incertidumbre entre estudiantes y académicos sobre la suerte que correrá este semestre 2,014-1.
Contra todo presagio, la estrategia de las autoridades administrativas de apostar al desgaste de los trabajadores al no recibir sus sueldos para sobrevivir, no ha funcionado porque cada día que pasa los trabajadores universitarios reafirman su decisión de seguir luchando.
Tampoco dio resultado el intento de dividir a los trabajadores en huelga utilizando la estrategia del caballo de Troya en la figura de Dorotea Rascón Gámez, integrante del Comité Ejecutivo del STEUS, miembro del Comité de huelga y de la Comisión negociadora, quien se prestó para dividir, confundir y desmoralizar a los huelguistas declarando que no se había demostrado la existencia de violaciones, que fue el principal motivo de esta huelga.
Los sindicalistas rechazaron esta intentona divisionista y reafirmaron su unidad interna, manteniéndose al “100 por ciento con la huelga”. Cabe mencionar que la fuerza de este movimiento de huelga proviene de los trabajadores de base del STEUS.
En todos estas semanas de huelga cada día que pasa fuerzas externas a la universidad intentan erosionar su prestigio con la calumnia de que “cada año hay huelgas” y tampoco han faltado las críticas hacia los trabajadores haciendo diversos tipos de señalamientos.
Se les acusa de ser unos flojos e irresponsables, que no hacen bien su trabajo, que ganan mucho dinero, que tiene muchas vacaciones y prestaciones etc.
Como organización el STEUS tiene sus fallas en el sentid de que no todos sus integrantes son trabajadores modelo, pero la principal responsabilidad de que los trabajadores no tengan un desempeño excelente en sus labores cotidianas recae en la administración universitaria.
Esto lo podemos confirmar al observar que para no existe en la universidad de Sonora un programa o área de reclutamiento, selección y capacitación de personal, lo cual es realmente increíble porque estamos hablando de una universidad que forma especialistas (en este caso de la Psicología) que realizan esta importante función en las organizaciones formales del trabajo.
Pero a las autoridades administrativas de la Universidad de Sonora no les interesa el desarrollo de la misma como institución educativa, solo les interesa seguir cobrando sus altos sueldos y sangrar al presupuesto universitario con las prestaciones conquistadas por los sindicatos.
Existen dos conceptos en Psicología organizacional que pueden ayudar a comprender el comportamiento humano en el trabajo. El primero de ellos es el de contrato psicológico, que consiste en el conjunto de expectativas que existe entre el individuo y la organización a la que pertenece. Es decir, cuando se ingresa a una organización se firma un contrato legal cuando adquirimos derechos y obligaciones, pero a la vez se genera un conjunto de expectativas por el hecho de pertenecer a determinada organización. No es lo mismo ingresar al ejercito o a la delincuencia organizada que ingresar a una institución como la Universidad de Sonora.
Si la Universidad de Sonora clarificara ante el empleado de nuevo ingreso las expectativas que tiene sobre su desempeño laboral, es mas probable que su comportamiento fuese más pertinente, pero lamentablemente esto no sucede.
El otro concepto que podría ayudar es el de socialización organizacional, que se refiere al proceso de entrenamiento, adiestramiento o capacitación, mediante el cual la organización enseña a sus integrantes las metas más importantes que persigue y estimula en sus miembros los comportamientos mas pertinentes para alcanzar esas metas. Esto, como ya sabemos tampoco sucede en la Universidad de Sonora.
¿Porqué no sucede esto en la Unison?, por descuido, ignorancia, indiferencia o ineptitud de las autoridades administrativas que no han retomado esta importante responsabilidad. Entonces, se culpa al STEUS porque algunos de sus miembros incurren en actos de holgazanería y se generaliza la acusación hacia todos sus integrantes, cuando que la responsabilidad principal no es del STEUS, sino mas bien es una falla de administración de recursos humanos.
Hasta el momento el ingreso para laborar en la Universidad de Sonora se hace mediante una bolsa de trabajo que maneja artesanalmente (como si viviéramos en la primera mitad del siglo pasado), por parte del STEUS. ¿Quién maneja la bolsa de trabajo en el STEUS? Una persona conocida por todos: Dorotea Rascón Gámez, quien al tener esa responsabilidad bajo su mando, adquiere un gran poder e influencia sobre toda aquella persona que necesite laborar en estos tiempos de desempleo que existe en nuestra entidad y país.
¿Qué sucede con el ingreso de personal administrativo de confianza en la Universidad de Sonora? Honestamente desconozco como ingresan, pero al no existir un proceso sistemático de reclutamiento, selección y capacitación, solo puedo especular que los mecanismos de selección se basan en el amiguismo, el compadrazgo, el nepotismo o el favoritismo sexual.
La excepción en esta regla de ingreso asistemático para laborar en la Universidad de Sonora la constituyen los académicos, ya que para ingresar a formar parte de la planta docente existe un procedimiento riguroso de evaluación a través de concursos de evaluación curricular para impartir materia sueltas o concursos de oposición cuando se presenta la oportunidad de ocupar una plaza de tiempo completo. Todo lo cual está contemplado en el estatuto de personal académico (EPA).
Lamentablemente aquí suelen presentare fallas también pero en el siguiente sentido: Como maestro de tiempo completo he participado en infinidad de concursos de evaluación curricular para seleccionar aspirantes de profesor de asignatura por semestre y también en forma ocasional en concursos de evaluación para ocupar plazas de tiempo completo (que ya casi no se presentan estas oportunidades para mala fortuna de centenares de maestros de horas sueltas que tienen años esperando una oportunidad de este tipo).
Por lo regular al inicio de cada semestre se presentan convocatorias para impartir determinadas materias, se inscribe un determinado número de aspirantes y se asignan jurados para evaluarlos. Con frecuencia reiterada se entregan nombramientos de jurados y expedientes al mismo día y se solicitan los resultados para el siguiente día o dos días después, es decir, ponen s los jurados a trabajar con premura.
Los jurados trabajan exhaustivamente y califican los expedientes, en muchas ocasiones al llegar al punto del perfil académico que sirve para determinar si el concursante tiene experiencia en el campo de la materia que desea impartir, se encuentra la situación que no poseen el perfil adecuado por lo que se determina declarar desierto el concurso.
Sin embargo, los Jefes de Departamento (autoridades administrativas), bajo el argumento de que hay grupos sin maestro deciden contratar a quienes ellos consideran pertinente, por lo que han ingresado a la planta docente (y al STAUS también, gente que no está calificada para ser profesor).
La responsabilidad del mal desempeño laboral de algunos trabajadores universitarios y de algunos profesores recae en última instancia en las autoridades administrativas que no cumplen su función, es decir que tienen un mal desempeño laboral, pero que eso no les impide cobrar sus compensaciones por ocupar cargos administrativos o los jugosos sueldos que perciben.
En conclusión, los malos de la película en la Universidad de Sonora no son los sindicalizados del STEUS, ni los académicos del STAUS sino aquel grupo de autoridades administrativas que no administran bien los recursos humanos y que se llevan la mayor parte del presupuesto que recibe la universidad que los trabajadores y académicos tanto queremos y cuidamos ya que es nuestra segunda casa.
Publicado el 25 de abril en el sitio web del STAUS.
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