Puede estallar la huelga en la Unison
Tengo tan presente la imagen de Heriberto Grijalva Monteverde, cuando era un aspirante más a la Rectoría de la Universidad de Sonora, reunido con el Grupo Compacto de Columnistas –allá por enero del 2010—donde aseguraba que él sería un aliado permanente de los sindicatos que cohabitan al interior de la “Máxima Casa de Estudios”.
Nos aseguraba que el fantasma de la huelga era solamente eso, un fantasma, y que él se encargaría de mantener un diálogo constante y permanente con los dos dirigentes sindicales, Sergio Barraza, del STAUS y Dorotea Rascón, del STEUS.
Poco más de un año después y con la fecha límite para las 5 de la tarde de este miércoles 30 de marzo, el Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad manifiesta una profunda disposición a estallar la huelga y con ello paralizar las actividades dentro de la Universidad.
El otro Sindicato, el STEUS, ya dijo que el 29 de abril es su fecha tope para alcanzar una negociación o de lo contrario también recurrirá a la huelga.
El escenario es desalentador y si bien no se puede culpar al rector Grijalva Monteverde de lo que pueda suceder, a final de cuentas lo que sucede al interior de la Unison se le achaca como de su responsabilidad.
Si el año pasado la huelga se evitó gracias a una inyección de recursos que aplicó el Gobierno del Estado, para este año eso luce más complicado y más grave se torna desde el momento que los ofrecimientos que ha planteado rectoría simplemente no satisfacen las demandas sindicales.
Para el rector Grijalva Monteverde es una dura lección y deberá aprender que el decir es fácil, pero el hacer es lo difícil.
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