El Arte de Gobernar
Isabel Dorado Auz
El siguiente párrafo es una parte de un texto que fue publicado en Le Gaulois, el 1 de noviembre de 1881: “En nuestra sociedad democrática, la expresión «clase dirigente» se ha convertido en un término despreciable. Esto es un error. Es precisamente porque no resulta en absoluto «clase dirigente» que nuestros gobernantes sigan porfiando por hacer la política de los abejorros, tropezándose en Túnez, tropezándose en Berlín, tropezándose en Italia, para regresar, en Paris, a tropezarse contra la demagogia.
“No se puede ser fuerte en esgrima más que practicándola desde la infancia. No se puede saber gobernar a los demás, excepto que se haya sido educado con la idea constante de que un día será llamado a tomar el poder. Entonces se sabe, sin dudar, todos los pequeños flecos del oficio, todos los medios empleados; se convierte uno en un hombre práctico y notable, sin ser en absoluto un hombre de genio. Fue gracias a esta educación secular que las clases dirigentes conservaron durante tanto tiempo la autoridad en Francia, a pesar de los espantosos abusos de su administración; es gracias a este saber hereditario y sutil, como la nobleza inglesa permanece tan poderosa y la monarquía subsiste en ese país”.
Lo anterior, viene a colación debido a la serie de errores que se están cometiendo por parte del Gobierno del Estado, así como de las autoridades universitarias de frente al inminente estallido de la Huelga en la Universidad de Sonora. Esto es, no hay tacto político y no se entiende, de fondo, cual es la verdadera motivación del trabajador universitario cuando acude a depositar su voto a favor o en contra del estallamiento de la Huelga. Pareciera que desde la rectoría y desde el gobierno del Estado se quiere que la Unison paralice, una vez más, sus actividades académicas. Ese choteo, por ejemplo, que escuche de parte de Juan Carlos Zúñiga, en el noticiero matutino de la otrora Grande de Sonora, contra el pliego petitorio de los maestros universitarios, en nada contribuye a destensar el conflicto y le agrega más leña asador, lo cual hace más probable la paralización.
El gobierno actual, así como el anterior, han despreciado o han carecido de la información que les permitiría tomar las decisiones correctas. No se ha evaluado, por ejemplo, la magnitud de los privilegios que ha alcanzado la “clase académica” universitaria que hoy conduce el destino de nuestra alma mater; no se ha entendido que el trabajador universitario se siente agredido cada vez que se viola el contrato colectivo de trabajo; se sigue agregando leña al asador a través de los medios de comunicación al más puro estilo de las décadas de dominio priista; se les ha hecho fácil no respetar lo que está pactado en el contrato colectivo de trabajo, faltando así a los compromisos firmados en la revisión contractual.
Así, no se logrará la tan anhelada estabilidad laboral. No se puede frenar, tampoco, el ímpetu universitario amenazando con poner a disposición de las autoridades universitarias las instalaciones de las escuelas de educación media superior.
En resumen, la verdadera política consiste en el arte de gobernar, solo que quienes hoy están al frente del poder político poco entienden de esas cosas y conflictos que parecieran fáciles de resolver los enredan de tal manera que termina por ocurrir lo que menos quiere la comunidad universitaria, la Huelga.
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