lunes, abril 30

Una huelga, un logro ciudadano

José Darío Arredondo López

La actual huelga en la Universidad de Sonora ha provocado reacciones encontradas. Por una parte, el gobierno y las autoridades administrativas de la institución de diversas maneras han subrayado los inconvenientes en cuanto a que la imagen, prestigio y cumplimiento se ven afectados por la suspensión de actividades, de suerte que los que la han ocasionado son culpables de lesa institucionalidad. En la nómina de los culpables solamente aparece un nombre: el STAUS. En obvio que las baterías oficiales y oficiosas disparen fuego graneado contra ese objetivo de lapidaciones tumultuarias que parecen desear tanto la rectoría como el Ejecutivo estatal. Por la radio, hay una interesante gama de declaraciones que condenan a los huelguistas, aduciendo el grave daño que se ocasiona a los jóvenes que vienen a estudiar desde los más alejados puntos del Estado y, desde luego, los residentes de Hermosillo y otras sedes universitarias. No falta alguien que se proclame egresado y que condene la huelga por el retraso en el semestre, como si no fuera verdad sabida que en estos casos la institución recalendariza sus actividades una vez que se resuelve el conflicto. A parecer se confunde período vacacional con lectivo, lo que da por resultado que los criticones defiendan en realidad las vacaciones de los estudiantes, no su semestre. Algunos ciudadanos caen en el viejo truco de la manipulación informativa y reproducen los gastados clichés que lo mismo repiten el rector de la institución universitaria como el gobernador del Estado: que se está “procediendo con seriedad…” “Pondremos todo de nuestra parte para que no se vea afectada la comunidad estudiantil…”, aunque hay otros muchos que resisten la manipulación informativa y apoyan a los sindicalistas en huelga. Igual ocurre entre los estudiantes. Muchos incluso han optado por participar en las marchas de sus profesores, se han organizado y han ido al Congreso a exigir la aprobación del presupuesto, y saben distinguir con claridad dónde está el verdadero problema y, desde luego, el culpable. Ayer salí de casa en busca de un antihistamínico para sobrellevar los embates de una rinitis alérgica. Ojos lagrimosos y flujo nasal son dos razones suficientemente poderosas como para declararse antisocial y querer estar fuera del alcance de los demás. De regreso, pasé a consultar a mi asesor financiero que, como usted podrá suponer, es un expendedor de lotería y melate ubicado en céntrica avenida. El diligente profesional del azar me preguntó “¿cómo va la huelga?”, por lo que, pañuelo y lentes oscuros en rostro, hice un breve recuento de los acontecimientos recientes. Su comentario fue: “hay gente muy necia y que no sabe escuchar”. Por alguna razón pensé en el rector y el gobernador encabezando el Hit Parade de los débiles auditivos y visuales de Sonora. Pero volviendo a la huelga universitaria, la posición de los académicos representa algo más que la lucha de los trabajadores por mejores condiciones. Supone un acto de valor cívico que bien puede figurar como ejemplo de los sonorenses. El problema de fondo son las precarias condiciones institucionales provocadas por un acto de manipulación política de parte del gobernador Padrés. El principio de solución es simple: la aprobación por el Congreso del presupuesto para Sonora 2012. En ese sentido, los universitarios también están luchando por los sonorenses, ya que sin recursos aprobados están siendo afectadas empresas e instituciones. La huelga, en el contexto de las luchas ciudadanas por una vida mejor, representa un hito, un ejemplo digno de ser imitado y apoyado. Me extraña que mucha gente se deje manipular por la tristemente cursi y manipulada información oficial. Por fortuna, personas como mi “asesor financiero” están conscientes del verdadero problema y lo señalan sin dudar un segundo: es el gobernador que no escucha las voces ciudadanas y el rector que acusa a quienes debiera apoyar. La huelga es la expresión dramática de una inconformidad que trasciende la institución universitaria y llega hasta los linderos de la irracionalidad burocrática convertida en forma de gobierno; es mostrar el fondo de una perversidad legislativa sin más propósito que cumplir instrucciones del gobernador en turno. Sin duda alguna, el gobierno de Sonora ha dado los suficientes elementos para que el pueblo diga no al continuismo panista. En el seno del Congreso del Estado, el jueves 26, la legisladora por San Luis R. C., Angela Judith Bustamante, llamó a los diputados a abordar el tema del presupuesto, a nombre de las fracciones del PRI y Verde Ecologista. La diputación panista se negó, fiel a la consigna lanzada por el gobernador. Podemos concluir que la huelga universitaria es, por su proyección social, un logro cívico. Es defender un derecho ciudadano materializado en el currículo universitario, entendido como el compromiso de la institución por cumplir las expectativas formativas de sus estudiantes. Si hay recursos, la institución puede cumplir con sus compromisos. Pero el gobierno panista de Padrés lo que hace es coartar ese derecho, así como intentar, junto con el rector Grijalva, ilegitimar la huelga del STAUS. No lo lograrán.  

http://jdarredondo.blogspot.com

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