lunes, abril 18

Razonar la huelga, no conjurarla

Felipe Mora Arellano
El viernes 15 de abril por muchos medios corrió la noticia de que la huelga en la Unison había sido “conjurada”, como si mediante un acto de exorcismo empleando fórmulas o rituales mágicos se hubieran expulsado espíritus malignos o se ahuyentara un mal.
Nada más alejado de la realidad de quienes emplean esa frase a la que recurren muchos medios y con la que dejan ver, o su creencia en hechos sobrenaturales, y/o que en efecto, consideran las huelgas como males o auspiciadas por espíritus malignos.
La huelga de trabajadores (también las hay de patrones, los lockout mentados) son medidas que expresan síntomas del estado que guardan las relaciones laborales; en muchos países son legales y se sujetan a procedimientos.
En los sindicatos de la Unison, los trabajadores en asambleas someten a votación si los ofrecimientos de la administración cumplen en alguna medida o no, sus expectativas. Calculan y miden riesgos. Votan sí o no por la huelga. A esta acción le precede un espacio llamado de negociación entre las partes, que puede llevar semanas o incluso meses con reuniones espaciadas. Es frecuente escuchar el reclamo de que una de las partes dilata esta fase del proceso y pone en riesgo el resultado final.
Es común esta práctica pero genera tensión y provoca manifestaciones de protesta. Esta historia la ha vivido la Unison por muchos años, estalle o no la huelga.
En esta ocasión, al parecer todo apuntaba que los académicos organizados en el Staus estallarían la huelga si la administración no atendía el reclamo sobre el Estatuto del Personal Académico (EPA), punto central de  esta negociación.
La presión hacia la administración no sólo provino de la parte sindical, sino de los equipos mediadores del gobierno del Estado quienes pudieron percatarse de la resistencia a ofrecer una salida al conflicto.
Entre la lluvia de declaraciones a los medios y comunicados internos, hubo dos muy importantes que mostraron que en lo referente al EPA las cosas no se habían hecho bien desde un principio y permitían ver que la postura del rector y de su auto incompetencia para tratar el caso tenía posibles salidas.
Una fue la réplica que una directora división pidiera al programa Proyecto Puente en respuesta al viral “te cotorreó y nos quiere cotorrear a todos”.
Ahí habló de un camino que los académicos afectados por la “armonización” pudieran recorrer, yendo desde las academias (unidades básicas de organización en los departamentos) hasta el Colegio Académico.
Era el camino más largo para unir dos puntos, camino al fin, que mostraba que no era imposible una modificación. A la vez, dejaba ver que esa ruta debió haberse transitado antes de decidir la reforma al EPA.
Otro indicador fue un comunicado firmado por todos los directores de división de la Unidad Regional Centro (desconozco por qué faltó la firma de la vicerrectora, quien también forma parte del Colegio Académico), en el cual mostraban otros procedimientos para tratar de atender los reclamos de académicos afectados por las reformas.
Sin embargo, no solicitaron al rector que convocara al Colegio Académico para enviar el EPA reformado a un transitorio, como sugirió el secretario del Trabajo en una entrevista radiofónica, para abrir un periodo de trabajo entre los académicos del Staus y ese órgano.
Finalmente, en tensas negociaciones con el equipo Staus y el grupo mediador del gobierno, el rector lanzó el último de tantos comunicados en el que se comprometió citar al Colegio y atender el asunto del EPA.
Entrevistado por los medios luego de conocerse la noticia de que seis de cada 10 académicos que votaron decidieron no ir a la huelga, el rector declaró a El Imparcial que  no permitirán que el EPA se quede en un documento viejo, (que) es competencia del Colegio Académico cualquier revisión al respecto, pero que informarán al Staus siempre que se proponga alguna modificación.
Cuando el Colegio en uso de sus facultades decida algo –sostuvo- y si se considera que afecta a las relaciones laborales nos tendremos que reunir universidad y sindicato para ver en qué cláusulas pudieran afectar esas decisiones.
Los resultados de la votación han generado varias interpretaciones o usos. Desde que la universidad atendió los llamados del gobierno de no ir a la huelga hasta que el resultado fue de apoyo al rector y en detrimento de los dirigentes.
Como en todo proceso de votación, hay diferentes tipos de participantes y el Staus no es excepción.
Simplificando un poco, en los extremos están los que acuden a votar por la No huelga independientemente de lo que esté en juego, y los que van por SÍ a la huelga como una expresión anti autoridad.
Entre los primeros, se dice, están quienes obedecen consignas de las diferentes autoridades para votar en contra de la huelga, algunos de los cuales pudieron verse favorecidos por estas. Asimismo, quienes son contrarios a la actual dirigencia sindical. También estarían ahí los menos informados y poco participativos.
En medio de los extremos están los que revisan los ofrecimientos de la autoridad, analizan el mensaje o señales de sus dirigentes en la asamblea y razonan si en lo personal o en lo colectivo, conviene la huelga o no.
Al margen quedan los que no acudieron a votar, o porque no les interesa o no pudieron acudir por razones de trabajo. Se trata del 40 por ciento.
Las diferentes lecturas al resultado de la votación pueden dar lugar a comportamientos posteriores de parte de autoridades universitarias y de académicos del Staus.
Por lo pronto, se ha superado el punto de huelga pero queda pendiente el compromiso de atender el reclamo central de los académicos por el cual la dirigencia del Staus trabajó por mandato de la asamblea, y por  lo que seis de cada 10 votaron confiados en que se cumplirá lo convenido.
No hubo conjuro sino un acto de voluntad y juicio. Finalmente, esta es otra interpretación.
Felipe Mora Arellano es profesor de tiempo completo del Departamento de Sociología y Administración Pública de la Universidad de Sonora. fmora@sociales.uson.mx
Tomado de: http://proyectopuente.com.mx/2016/04/18/razonar-la-huelga-conjurarla/