martes, abril 22

Unison, los datos duros

Por Leopoldo Santos Ramírez / Dossier Politico

La Universidad de Sonora absorbe un presupuesto de  1,741 millones de pesos, cuenta actualmente con 40 mil 955 estudiantes considerando todos los niveles y todas las unidades regionales. Para atender esa población estudiantil contrata a 2 mil 400 profesores, de los cuales el 40 por ciento está dentro de la categoría de "determinados" o sea que reciben salario de tiempo completo,  mientras los restantes 1320  constituyen los denominados profesores de horas sueltas, o de tiempo parcial, de menores ingresos y que tienen pocas posibilidades de hacer carrera como docentes en la universidad.

Para atender la demanda de servicios y el mantenimiento de su estructura la UNISON contrata entre unos 2 mil 500 o 2 mil 700 trabajadores manuales, administrativos y de confianza. La cifra real de este conjunto de trabajadores no es posible obtenerla en ninguna de las páginas electrónicas de la universidad. Lo importante es que mil 800 trabajadores de este mismo conjunto pertenecen al Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad de Sonora, STEUS, y son quienes mantienen la huelga por violaciones al contrato colectivo de trabajo, que rebasa ya los cincuenta días. Los restantes 500 o 700 son trabajadores de los denominados de confianza.

Por su parte los académicos agrupados en el STAUS, tienen igualmente emplazada a la universidad para fines de abril y tanto ellos como los trabajadores del STEUS han recibido la misma respuesta de las autoridades de la UNISON: no hay dinero para cumplir con las modestas alzas de salario que los trabajadores de ambos sindicatos están solicitando. Ante la negativa, los dos sindicatos demandan que el rector muestre las cuentas de los gastos desglosados, pero hasta ahora, la administración de Heriberto Grijalva solamente ha enseñado lo que en contabilidad se conoce como cuentas generales o gruesas. Al escalar el conflicto, los sindicatos demandan una claridad en relación a cuánto se gastó y cómo se gastó.

Como todos los conflictos que escalan y duran para resolverse, la huelga está sacando a flote algunos vicios que se han instalado en la máxima casa de estudios. Académicos y trabajadores están señalado el crecimiento desmedido de los sueldos que perciben los altos funcionarios de la universidad, un millón 800 mil pesos en un caso, un millón 400 mil en otros, lo cual contrasta con los sueldos del profesorado y mucho más si se comparan con los salarios de los trabajadores manuales. Como esto no ha sido desmentido por autoridad alguna, creo que podríamos esperar que ésta sea una oportunidad para ajustar los ingresos en un espacio que como el de la universidad, que se supone debería estar a la vanguardia en materia de democratizar su presupuesto. Más aun, en la situación financiera en la que se encuentra el país, mantener ingresos tan disparejos entre la comunidad provoca recelos y enojos.

La cuestión se agrava porque existen más de 200 empleados y 300 docentes que cumplen los requisitos para jubilarse y no podrán hacerlo porque simplemente no les conviene caer en una jubilación que los arrastraría hacia una disminución del 40 por ciento de sus ingresos actuales.        

Los mil 741 millones que ejerce la UNISON no son una cantidad menor sino todo lo contrario. Su efecto en la economía del Estado de Sonora no ha sido estudiado aún, pero por el número de puestos de trabajo que proporciona y por los servicios y productos que contrata su contribución no puede ser menospreciada para mover la economía sonorense. Pero no es en ese punto donde reside su importancia, sino en el conocimiento científico que genera, en la formación de los cuadros profesionales y de posgrado que son una reserva invaluable para la sociedad sonorense en su conjunto. Por eso merece ser conducida de la mejor manera y crear un ambiente en donde la actividad de sus científicos, intelectuales y artistas pueda explayarse con toda su energía creadora, en beneficio de los sonorenses.

En este marco de conflictos en los que la UNISON es solamente una muestra de lo que aqueja a la sociedad sonorense, se dará el día de mañana, (hoy) la visita del presidente Enrique Peña Nieto a la entidad. Por la información de que disponemos hasta este momento no parece que lo acompañe ningún funcionario de la SEP, que necesariamente debería estar a cargo de los problemas de la universidad. Pero aun así será un momento oportuno para que el gobernador Guillermo Padrés aborde con el presidente los problemas universitarios, sin descuidar el embotellamiento generacional que la situación de no jubilación está provocando. Nadie espera que después de la visita presidencial la situación de cerrazón de las autoridades universitaria se agrave, sino al contrario, esperamos que escuchen y procedan a un entendimiento benéfico para la universidad, pero también para la sociedad sonorense.    

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