jueves, marzo 10

Debe participar e invertir la iniciativa privada en investigación y ciencia

Beatriz Espinoza

Gobierno e industria privada deben valorar en toda dimensión que las aplicaciones de la superconductividad tendrán un trascendente impacto tecnológico para la humanidad, tanto en ahorro de energía como en aplicaciones en medicina, sistema de transporte y velocidad de computadoras, consideró el académico Gilberto González Boué.

El pionero en la Universidad de Sonora de la investigación en superconductividad, con Maestría en Física, especialidad en Ingeniería Nuclear, aseguró que de haber mayor inversión en este campo todo cambiaría radicalmente, pero que desafortunadamente, al menos en México, este vigoroso horizonte todavía no se alcanza.

Planteó que a 100 años del descubrimiento de la superconductividad –lo que calificó como uno de los descubrimientos más impresionantes en el mundo–, dijo que éste representa el gran acicate de la comunidad científica para abrir la posibilidad de encontrar nuevos materiales a temperatura ambiente, y tener expectativas de alcanzar un enorme impacto tecnológico en la industria y los bienes materiales.

Entrevistado en el programa “Ingenio, la manera inteligente de transformar”, que transmite la División de Ingeniería por Radio Universidad, afirmó que en nuestro país el respaldo en esta área no sólo debe darse a través de programas gubernamentales.

A diferencia de los países desarrollados, donde la industria privada participa mayoritariamente en labores de investigación, dijo que en México el impulso de la ciencia sólo la paga el Estado, de ahí el lento desarrollo que se tiene en este campo. De hecho, advirtió, la iniciativa privada participa, pero solamente lo hace a través de programas de gobierno.

González Boué señaló que hoy el reto es lograr superconductividad a temperatura ambiente que provoque un ahorro extraordinario del 20% de energía en las líneas de transmisión, además de utilizarse en trenes de enorme velocidad y lograr impactos en la medicina y en aparatos para resonancia magnética nuclear.

De alcanzarse este desarrollo tecnológico con materiales superconductores aplicándose en una infinidad de áreas, incluyendo el hogar, apuntó, se tendrían campos magnéticos de 7 a 9 veces mayores por la misma cantidad de energía. Puso como ejemplo los motores eléctricos, en los que se podría tener un gran ahorro con potencia hasta siete veces mayor –como sucede en la refrigeración–, disminuyendo unas 700 veces el consumo de energía.

Recordó que fue en 1989 cuando en el Departamento de Física de nuestra institución comenzaron a incorporarse al ‘boom’ tecnológico de la ciencia de ese tiempo al descubrirse materiales superconductores a temperatura mucha más alta de lo que existe en la naturaleza.

La idea, concluyó González Boué, era reproducir aquellos materiales, de tal forma que integramos un grupo de investigación con Eduardo Verdín, Benito Cervantes y Jesús Filiberto Sabori, quienes iniciaron el proyecto apoyados por investigadores del Difus, entre los que destacan Ricardo Rodríguez Mijangos, Marcelino Barbosa Flores y Raúl Pérez Enríquez, así como Roberto Escudero y otros distinguidos académicos del Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM.

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